martes, 11 de noviembre de 2008

Foucault llegó a entender su obra sobre biopolítica como una crítica a las fallas de los movimientos revolucionarios de los sesenta, pero también como un proyecto constructivo que intentaba distinguir los lineamientos de un nuevo ethos político más allá de la lógica demoníaca de los estados biopolíticos modernos. Espero retornar a sus críticas constructivas a la obra de Foucault en un trabajo posterior.

El poder es al sistema social lo que la informática al sistema informático. En ambos casos, ninguno existe fuera de lo que los realiza. No son entidades. Son nombres para lo que hace cierto sistema. Foucault es un nominalista histórico. No tuvo una teoría del poder, sino diferentes narrativas e hipótesis sobre la manera como se ejecutaban las formas de control social. El poder es si mucho el nombre para ciertos efectos, pero nunca el nombre para algo que alguien tiene o padece sin que ellos hayan de alguna manera participado de su transmisión.

Focalt dijo: “Que uno nunca pueda estar “fuera del poder” no significa que uno esté atrapado totalmente” que no hay relaciones de poder sin resistencias; que estas últimas son las más reales y efectivas en la medida en que se forman donde se ejercen las relaciones de poder; la resistencia al poder no tiene que venir de ningún otro lugar para ser real, ni está atrapada porque es compatriota del poder.

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